El niño sostenía la mano de su madre. ¡Era tan inmenso el silencio!, movía su cabeza a derecha e izquierda sin parar, sus ojos muy abiertos, las lágrimas surcaban sus mejillas pétreas de temor, sus labios temblaban.
El golpe había sido rápido, certero, no se oyó ni un gemido. El niño seguía tomando la mano de su madre, pero ahora movía la cabeza en otra dirección y dirigía sus ojos hacia lo alto... Él no comprendía. Vio dos soles en la noche y se atemorizó aun más, cayó de rodillas, eso quebró el silencio.
Los ojos de la madre parpadearon en el cielo, mientras el pequeño abrazaba su cuerpo sin vida.
El golpe había sido rápido, certero, no se oyó ni un gemido. El niño seguía tomando la mano de su madre, pero ahora movía la cabeza en otra dirección y dirigía sus ojos hacia lo alto... Él no comprendía. Vio dos soles en la noche y se atemorizó aun más, cayó de rodillas, eso quebró el silencio.
Los ojos de la madre parpadearon en el cielo, mientras el pequeño abrazaba su cuerpo sin vida.
3 comentarios:
Publicado en el libro Crisol de Sueños III
Maria Emma: Que terrible esto! Pobre niño! Muy bien escrito...
Te felicito!
Un gran abrazo
Excelente paráfrasis elíptica de un aborto mal hecho. Me gusta que hable del tema sin decir nada específico y se siga entendiendo perfectamente. Infiero que murieron ambos /please no expliques/
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