martes, 25 de octubre de 2011

La tierra tembló


Rostros informes que van de aquí para allá. Risas, muecas, llantos, marasmo en el alma. Al otro lado del mundo cadáveres sin rostro deambulan entre los escombros de un universo amarillo que ya no es. El agua los cubre como un manto tratando de abrigar tanto dolor.

Los noticieros venden la primicia entre realitys y telenovelas, allá la nieve sigue cayendo…

Aquí los rostros continúan su derrotero, sin inmutarse, con las conciencias tranquilas, con las almas huecas, con un medidor cualicuantitativo de lo que sueltan sus bolsillos.

Afilaré mi lengua y mis uñas para hacerle justicia a tanto sufrimiento.

Ying y yang sin armonía. Negrura. Oscuridad. En el medio de la nada lo comprendí, Dios perdona a los niños por su inocente ignorancia o tal vez por su ignorante inocencia; perdona a los locos por su delirio cargado de desconocimiento; perdona a los muertos porque nada pueden hacer, pero no existe un dispositivo en este mundo o en cualquier otro que lo obligue a perdonar la atroz insensibilidad de aquellos que se llaman normales.

La desidia se adueñó de sus cuerpos y los dejó vacíos de sentimientos. Son simples envases de los que han huido las almas. Una fotografía de la indiferencia plasmada en nuestras pupilas y reflejada en nuestros rostros.

Rostros informes que van de aquí para allá. Risas, muecas, llantos, marasmo en el alma.