domingo, 11 de diciembre de 2011

Furtivo

El silencio se cuela entre las cortinas

¡Cuanta bruma en la soledad!

¡Cuanta inquietud bajo mi falda!

Un murmullo me rodea, me asfixia, me hiere.

Grito con todas mis fuerzas y él se aleja,

hasta la próxima visita…

domingo, 27 de noviembre de 2011

Haikus maternales




Por gracia lunar

las mareas no cesan

son mis lágrimas.



Mi cunavientre

atesora la perla

fruto del amor.


Siento su latir

que me llena de vida

mi niño, mi sol.


El llanto feliz

amamanta los sueños…

Un milagro azul.

sábado, 19 de noviembre de 2011

¿Destino o elección?


Con la palabra azar rige estas cosas

el odiarlo, el adorarte sin medida,

el alejarte de mi lado

y el acercarte a mis sueños,

el permitir que te ocultes

entre las estrellas

y el no poder hallarte.

¿Dónde estás mi Dios humano?

Ven a mí…

¿Estás en el hueco de las manos de aquel

que necesita del agua y no la implora?

Tal vez en mi sangre, fielmente abrasada,

quizás dentro del horizonte

que aprisiona los ocasos.

¿Dónde estás?

Adentro parece como si el corazón

implosionara mil veces.

Afuera parece como si

multitudes de caballos se acercaran.

Ven a mí.

Despierta los gritos

que duermen en las gargantas.

Haz aflorar las pasiones…

Desnuda los sentimientos en carne viva.

Si me dieran a elegir, yo elegiría

que seas mi Dios.

Levantarte un altar y llenarme de ti

Ser feliz…

¡Prodigiosa blasfemia!

jueves, 10 de noviembre de 2011

El día después de la desidia


Degustando las aristas de la miseria,

r e s p i r a

a escasos centímetros del paupérrimo lodo.

Ay, ni mi diosito permita que

le flaqueen las fuerzas

para poder sostener

la cabeza sobre la almohadatronco improvisada

que lo separa del barro.

Vive la humedad de las sábanas...

Diarios y cartones

que exudan sus penas de alcohol y tinta.

Una colilla irreverente

se ensaña con su rostro,

ilícitamente le roba un par de pitadas.

Agradece íntimamente al

descuidado fumador,

acachuchero irrespetuoso

diluido en el humo de los tiempos.

La bendición del cielo cesa,

los haces de luz se pierden

en el i n f i n i t o,

los truenos se acallan,

la ciudad duerme...

El silencio tras la tormenta

es un arco iris profundo, inmóvil.

Tanta quietud no es incómoda

pero perturba por lo desacostumbrada.

¡Cuánta soledad! ¡Cuánto olvido!

Intenta dormir.

No siente frío.

Pero

las miradas que no ven

le calan los huesos.

martes, 25 de octubre de 2011

La tierra tembló


Rostros informes que van de aquí para allá. Risas, muecas, llantos, marasmo en el alma. Al otro lado del mundo cadáveres sin rostro deambulan entre los escombros de un universo amarillo que ya no es. El agua los cubre como un manto tratando de abrigar tanto dolor.

Los noticieros venden la primicia entre realitys y telenovelas, allá la nieve sigue cayendo…

Aquí los rostros continúan su derrotero, sin inmutarse, con las conciencias tranquilas, con las almas huecas, con un medidor cualicuantitativo de lo que sueltan sus bolsillos.

Afilaré mi lengua y mis uñas para hacerle justicia a tanto sufrimiento.

Ying y yang sin armonía. Negrura. Oscuridad. En el medio de la nada lo comprendí, Dios perdona a los niños por su inocente ignorancia o tal vez por su ignorante inocencia; perdona a los locos por su delirio cargado de desconocimiento; perdona a los muertos porque nada pueden hacer, pero no existe un dispositivo en este mundo o en cualquier otro que lo obligue a perdonar la atroz insensibilidad de aquellos que se llaman normales.

La desidia se adueñó de sus cuerpos y los dejó vacíos de sentimientos. Son simples envases de los que han huido las almas. Una fotografía de la indiferencia plasmada en nuestras pupilas y reflejada en nuestros rostros.

Rostros informes que van de aquí para allá. Risas, muecas, llantos, marasmo en el alma.

viernes, 14 de octubre de 2011

Un instante único


El último tic del reloj

no llegó a ser tac.

Una gota de rocío

quedó pendiendo de una telaraña.

Mi respiración se trepó a la cornisa y

de allí se lanzó en

p

i

c

a

d

a.

La noche se vació de estrellas.

Mis párpados se enemistaron.

El sauce dejó de llorar.

El invierno de pronto fue verano.

El olmo se transformó en peral.

Se me desgranaron los ocasos...

El trigal se opacó, se cosecharon los silencios

El sol vistióse de luto, murieron los girasoles...

Agujas asimétricas

se clavaron en todo mi cuerpo

con espasmos de placer.

El trino de las aves

se alejó aleteando dejándolas silenciosas...

Las vocales huyeron de las palabras que

amontonaron consonantes en mi garganta.

Una musa

se paseó desnuda

sin llamar la atención.

Morí y nací dos veces.

Todo, absolutamente todo...

pasó la primera vez

que me ví,

reflejada

en tus ojos.

Regreso


Gracias a todos por creer en mí, por la paciencia y la espera... Mi lucha continúa, pero he vuelto y comenzaré a publicar nuevamente. Gracias...