viernes, 2 de abril de 2010

Extraño

Era extraño, presentía su propia idiotez
y lo idiotizaba su presentimiento.
Desconocía cual era la causa
que causaba el desconocimiento

Caminaba perplejo, o tal vez
lo que hacía era perplejear el camino.
Destinaba su tiempo a recorrer el sendero
y ¿por qué no? sendereba en el tiempo su destino.

No comprendía de la vida la razón
ni tampoco razonaba acerca de sus incomprensiones.
Disfrutaba las mieles de la pasión
y otras veces se enmielaba en el disfrute de los corazones.

Vivía cuasi feliz dentro de sus carencias
mientras, carecía de felicidad por vivencias presentes
Y así se ausentó un día de nuestra presencia
y presenciamos como se transformó en ausente.

2 comentarios:

María Emma dijo...

Publicado en el libro Crisol de Sueños III

Eliane dijo...

Hum...esto dice mucho!
Besos